Por Sora Feldman
Victoria BC Canada
NEW BEGINNINGS, Vol. 17 No. 4, Julio-Agosto 2000, pág. 116-118, 145
Traducido por Verónica Garea. Revisado por Mónica Tesone
Ofrecemos artículos de publicaciones de años anteriores como referencia para nuestra Líderes y miembros. Recordamos a los lectores que la información y la investigación médica cambian con el transcurso del tiempo.
El primer embarazo de Genevieve se complicó por un problema médico que tiene probabilidad de repetirse. Ella y su marido están muy entusiasmados con tener un segundo hijo, pero no está lista para destetar a su hijo mayor. ¿Puede continuar amamantando durante un embarazo que requerirá medicamentos y probablemente una internación?
Lucy acaba de perder un embarazo muy deseado. Estaba amamantando a su hija de 10 meses y se pregunta si la lactancia puede haber causado la pérdida.
El hijo de Fran tiene sólo cinco meses y acaba de enterarse de que está embarazada nuevamente. ¿Podrá seguir satisfaciendo las necesidades nutricionales de su hijo a través del amamantamiento?
Las mujeres que asisten a las reuniones de LLL tienden a amamantar por más tiempo que el promedio, por lo que tienen mayor probabilidad de estar amamantando cuando quedan embarazadas nuevamente (o consideran un nuevo embarazo). En mi rol de Líder de LLL que ha amamantado durante un embarazo y luego en tándem, he respondido muchas preguntas de mujeres como Genevieve, Lusy y Fran. Debido a mi interés especial en este tema, también he intercambiado correspondencia con mujeres que han amamantado durante el embarazo en circunstancias muy diversas. Sé de madres que han amamantado tres hermanitos consecutivos al mismo tiempo, así como de varias que han amamantado durante un embarazo gemelar y luego en tándem los mellizos con el hermanito mayor. He oído de madres que han amamantado durante embarazos complicados por placenta previa, enfermedad de tiroides, amenaza de parto y náusea y vómitos severos. Sus experiencias (así como la investigación científica disponible) sugieren que el destete para preservar la salud de un embarazo podría ser aconsejable para las situaciones individuales de algunas mujeres. Sin embargo, en la mayoría de los embarazos, continuar amamantando o decidir cuánto tiempo amamantar es una decisión relacionada con el ejercicio de la maternidad y no un asunto médico.
Los profesionales de la salud pueden llegar a recomendar a una madre que destete inmediatamente a un bebé o a un deambulador cuando se confirma un nuevo embarazo. Pueden temer que la continuación de la lactancia durante el embarazo interfiera con el crecimiento fetal o contribuya a una interrupción espontánea del embarazo o a un parto prematuro. Las creencias culturales también pueden alentar el destete. Ruth Lawrence escribe, “En algunas sociedades se cree que un bebé que toma el pecho ‘tomará el espíritu’ del feto recién concebido; por eso el destete es ordenado una vez que se confirma un nuevo embarazo.” Sin embargo, mucha de la información escrita disponible cae dentro de la categoría de estimación informada o simple conjetura, más que en la de investigación científica.
Un motivo por el que los médicos pueden aconsejar el destete es por el efecto de la ocitocina sobre el útero. La investigación muestra que la estimulación repetida y sostenida del pezón por medio del uso de un sacaleches eléctrico puede desencadenar el trabajo de parto en una mujer que ha alcanzado el término de su embarazo. Amamantar inmediatamente después del parto ayuda a que el útero se contraiga y regrese a su tamaño previo al embarazo. Ambos efectos ocurren debido a que la estimulación del pezón dispara la liberación de la hormona ocitocina, que provoca la “bajada de la leche” y también contracciones en el útero. Sin embargo, hay varias razones por las cuales la lactancia continuada no presenta un problema para las mujeres con embarazos normales.
El útero tiene características diferentes al inicio del embarazo e inmediatamente antes del parto. Al inicio presenta mucho menos sitios receptores de ocitocina – lugares donde la ocitocina puede ser absorbida. Entre el primero y el tercer trimestre del embarazo, el número de sitios se vuelve 12 veces más grande (y se duplica o triplica antes del comienzo del trabajo de parto). La menor capacidad del útero de absorber ocitocina al principio del embarazo sugiere que la ocitocina no provocará contracciones efectivas en esa etapa. Ésta puede ser la razón por la cual la inducción del parto mediante la administración intravenosa de ocitocina a veces falla: el útero no está listo.
Durante la mayor parte del embarazo, la progesterona es la hormona dominante. Hacia el final del embarazo, los niveles de estrógeno en la sangre superan a los de progesterona preparando el trabajo de parto. La progesterona relaja las células de los músculos lisos. Como las paredes del tracto digestivo y las venas tienen una capa de músculo liso, este efecto de la progesterona puede contribuir a algunos malestares de la gestación, como la acidez, las várices y la susceptibilidad a infecciones urinarias. Al mismo tiempo, los niveles de progesterona elevados del embarazo son muy efectivos en mantener al útero inactivo hasta que sea el momento del trabajo de parto.
Durante los primeros días posparto, cuando recién se está iniciando la producción de leche, las mujeres tienen niveles muy elevados de las hormonas relacionadas con ella, lo cual a su vez tiene un efecto muy fuerte sobre el útero. Cuando el bebé succiona el pecho, esas hormonas afectan al útero. Con el tiempo, a medida que el cuerpo de la madre se acostumbra a la estimulación del pecho, se necesitan niveles mucho menores de hormonas para mantener la producción de leche. Una vez que la producción de leche está establecida, los niveles hormonales en sangre son, de hecho, no muy altos. Por lo tanto, los niveles de ocitocina son menores al tiempo que el útero es menos receptivo a esta hormona. El tipo de estimulación que ha demostrado ser efectiva en la inducción del trabajo de parto a término involucra el uso de un sacaleches doble eléctrico de grado hospitalario durante períodos extensos de tiempo. Es poco probable que aun el deambulador con más entusiasmo por tomar el pecho lo haga durante tanto tiempo.
¿Y qué sucede con el parto prematuro? Esta situación es menos clara que la amenaza de aborto espontáneo en el primer trimestre, y parece mucho más probable que una madre que presenta síntomas de parto prematuro se beneficie potencialmente de un destete al menos temporario. Extender el embarazo durante aunque sea por algunos pocos días o aun horas puede hacer una diferencia muy grande en la salud y viabilidad de un bebé prematuro. El destete puede ser recomendable en unos pocos casos de mujeres que presentan indicios de parto prematuro. El libro MOTHERING MULTIPLES (Maternando Múltiples) desalienta amamantar durante el embarazo si se confirma un embarazo gemelar o de mayor orden. Pero el destete es innecesario para la inmensa mayoría de las mujeres que no tienen riesgo de alumbrar prematuramente. Las contracciones de Braxton-Hicks, o de “preparación”, se manifiestan a partir de las seis semanas de gestación en adelante. Es difícil distinguir entre contracciones de Braxton-Hicks de la contracciones de parto, en especial en segundos embarazos o posteriores. Amamantar puede estimular contracciones de Braxton-Hicks. Si las contracciones desaparecen cuando dejas de amamantar, elevas tus pies y bebes algunos vasos de agua (la deshidratación puede contribuir al parto prematuro), entonces no estás de parto. Las contracciones de Braxton-Hicks pueden ser sorprendentemente fuertes y regulares, por lo que puede ser difícil definir cuándo “realmente” comienza el trabajo de parto.
La superposición de la lactancia y el embarazo puede haber sido una ocurrencia relativamente frecuente hasta las generaciones recientes, y es todavía común en algunas culturas donde la lactancia extendida es la norma. Los pocos estudios antropológicos que se ocupan del tema han citado “superposición” de lactancia y embarazo en 12 a 50% de los embarazos en países como Bangladesh (12%), Senegal (30%), Java (40%) y Guatemala (50%) (Lawrence 1994). Muchas de estas madres siguen amamantando durante el segundo trimestre y más allá. En un artículo sobre este tema, Ruth Lufkin señaló que “la inmensa mayoría de mujeres que están en contacto con LLL durante muchos años constituyen una población de estudio vasta e informal. Si la práctica de continuar amamantando durante el embarazo fuera causal de un aumento significativo de complicaciones en la gestación, sería evidente en nuestra población de LLL ” (Lufkin 1995).
Se estima que el 16 al 30 por ciento de todos los embarazos terminan en un aborto espontáneo, por lo que a veces sucederá coincidentemente con la lactancia en algunas madres. Si los familiares sugieren que la lactancia causó la pérdida del embarazo, puede reforzar cualquier sentimiento de culpa que la madre ya tenga. Una madre a quien su médico recomendó destetar al primer signo de amenaza de aborto se sintió colocada en la posición de tener que elegir entre dos bebés. La pérdida de un bebé es siempre dolorosa, pero que un médico diga que eres responsable puede ser devastador.
Sentimientos
¿Cómo afectará un embarazo a tu relación de lactancia? No hay dos mujeres que lo vivan exactamente de la misma manera. La edad de tu hijo, su personalidad y su patrón actual de tomas serán parte de la ecuación, así como tu reacción física y psicológica ante el embarazo y tus sentimientos acerca de continuar con la lactancia (que a menudo no pueden predecirse). Piensa si tu hijo está mamando principalmente para alimentarse o para consuelo y cómo responderá si sustituyes la respuesta que ahora recibe a través del amamantamiento a algunas o todas sus necesidades. Sólo tú puedes encontrar el balance que funcionará para ustedes. Amamantar durante el embarazo puede provocar sentimientos muy intensos tanto para ti como para tu hijo. “Mi hija habría seguido mamando aunque de mi pecho hubiera salido aceite de motor,” me dijo una madre.
Dolor en los Pezones
La mayoría, pero de ninguna manera todas las mujeres, experimentan dolor o malestar en los pechos o los pezones o malestar emocional relacionados con estar embarazada y seguir amamantando. Un estudio citó al dolor como el motivo principal de destete durante el embarazo seguido de fatiga e irritabilidad (Bumgarner 2000).
Una madre manifestó que “tuve que destetarlo por la noche. Ya no lo soportaba. Llegó al punto en que prefería caminar con él por los pasillos durante dos horas antes que dejarlo que tocara mis pechos otra vez.”
Los niveles hormonales son tan únicos como las huellas digitales, como puede verse en el amplio rango de ciclos menstruales “normales”. Cuán sensibles sientes los pechos y pezones cuando amamantas justo antes de tu período menstrual puede predecir la severidad de esos síntomas durante el embarazo, dado que el estrógeno y la progesterona pueden causar estos síntomas. Sin embargo, aun mujeres que no sienten malestar amamantando antes del período menstrual pueden no sentirse cómodas dando el pecho cuando están embarazadas.
El dolor de pezones durante el embarazo es causado por el nivel hormonal de la madre, por lo que un tratamiento del dolor puede no ser de ayuda. Esto también varía de mujer a mujer. Una Líder de LLL puede ofrecerte ideas acerca de cómo manejar el dolor.
Disminución de la producción de leche
La mayoría de las mujeres también experimentan una disminución de la producción de leche durante el embarazo. Dado que muchos de los trabajos científicos sobre la lactancia durante el embarazo se han hecho una vez que la experiencia ha terminado, los reportes de una reducción en la cantidad de leche pueden no mostrar fehacientemente cuándo y de qué manera el embarazo afecta la leche. En MOTHERING YOUR NURSING TODDLER, Norma Jane Bumgarner presenta un estudio que analizó la leche de tres mujeres embarazadas durante varios meses. “Alrededor del segundo mes del embarazo, la leche comenzó a sufrir cambios similares a los que se observan durante el proceso de ablactación. Las concentraciones de sodio y proteína aumentaron gradualmente mientras que el volumen de leche, junto con las concentraciones de glucosa, lactosa y potasio, disminuyeron también gradualmente. Durante el proceso de ablactación, estos cambios son provocados por una disminución en la succión al pecho, mientras que en las mujeres embarazadas sucedieron aun cuando siguieron amamantando con igual o mayor frecuencia que antes del embarazo.” En su Lactancia: Guía para los profesionales médicos(Breastfeeding: A Guide for the Medical Profession) la autora Ruth Lawrence sugiere que generalmente no es posible aumentar la producción de leche durante el embarazo, “pero la leche usualmente regresa hacia el final del embarazo y se regenera completamente después del parto.” Sin embargo, algunas madres han notado que la atención cuidadosa a la nutrición o la incorporación de vitaminas o suplementos dietarios herbales las ayudaron a mantener una producción de leche adecuada durante el embarazo.
Los niveles elevados de estrógeno y progesterona suprimen la producción de leche. En algún momento del embarazo, probablemente durante el segundo trimestre, tu leche cambiará a calostro. (Algunas culturas creen que el calostro es sucio, lo cual puede contribuir al tabú de la lactancia durante el embarazo.) Aunque algunas mujeres producen calostro en cantidades copiosas, la cantidad de leche será mucho menor una vez que se produzca el cambio. Además, el sabor y la composición de la leche cambian drásticamente. Algunos bebés y deambuladores se destetan solos ante el cambio en la leche. Otros no tienen problema. Un niño de dos años le dijo a su mamá al comienzo del segundo trimestre, “¡La leche sabe a crema y frutillas!” El cambio a calostro es hormonal y no puede ser retrasado o afectado por la calidad o cantidad de lo que comas o bebas.
Si tu bebé tiene menos de seis meses de edad y depende totalmente de la leche materna para su subsistencia, tu capacidad de alimentarlo durante el embarazo puede ser una preocupación importante. Se impone una observación atenta de su salud y de que el crecimiento y el aumento de peso sean continuos. Puede ser necesario algún tipo de suplemento. Bebés de mayor edad y deambuladores que ya comen una variedad de otras comidas mostrarán un aumento del apetito por estos alimentos a medida que tu producción de leche disminuye.
Una dieta balanceada y abundante ayuda a preservar tus propias reservas nutricionales. Sin embargo, seguir amamantando no privará el bebé en gestación de los nutrientes necesarios. Puede ser que sientas un apetito voraz cuando amamantas durante el embarazo. Es importante ingerir alimentos saludables y naturales cuando sientas hambre y beber de acuerdo a la sed. Algunas fuentes aconsejan que una mujer embarazada que amamanta debería comer “como si estuviera embarazada de mellizos.”
¿A qué se debe que algunos pequeñitos pierdan el interés por el pecho y se desteten solos cuando la leche cambia y se hace menos abundante, mientras que otros niños parecen manifestar un mayor apego al amamantamiento cuando sus mamás quedan embarazadas? Una madre afirmó, “Amamantar durante un embarazo requiere de un niño que necesite mucho más que leche. Mi hija Elizabeth de tres años demostró una gran necesidad de satisfacción oral, contacto físico, afecto del tipo materno continuo, y reafirmación constante de que no la abandonaríamos.” Los bebés varían mucho en cuanto a cuán dispuestos y capaces están de que sus necesidades sean satisfechas de maneras distintas al amamantamiento: La necesidad real y concreta del niño que tienen en sus brazos es lo que motiva a algunas madres a perseverar con la lactancia pese a las dudas e incomodidades que un nuevo embarazo les genera.
Norma Jane Bumgarner escribe: “Nos han educado para pensar que tomar el pecho es un mal hábito que durará para siempre si de alguna manera no eliminamos las oportunidades para que suceda y logramos que el niño se olvide. Pero tomar el pecho no es una manera disimulada que la gente pequeña tiene para dominar a los adultos. Es más bien la manifestación de necesidades infantiles del niño en desarrollo. Cuando los niños se destetan espontáneamente no es porque se olvidaron, sino porque crecen y superan la necesidad.”
Al mismo tiempo, las madres no deben despreciar sus propios sentimientos. Los sentimientos negativos son muy comunes cuando se amamanta durante un embarazo y el malestar físico puede ser considerable. Es posible que esos sentimientos negativos sean una manera natural de alentar a las madres a que se enfoquen en el bebé por venir, más vulnerable que el niño de más edad.
Cuando la lactancia y embarazo se superponen, los factores críticos a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones son los sentimientos y las relaciones. Sólo la madre puede decidir cómo proceder en base a sus propias necesidades y sentimientos y los de sus pequeños. Las madres que quedan embarazadas durante el período de lactancia necesitan saber que la mayoría de las objeciones comunes que se tienen sobre la lactancia durante el embarazo son infundadas. En una cultura donde la lactancia prolongada es inusual, la elección de amamantar durante el embarazo será inevitablemente cuestionada y desafiada. Es importante que los mitos y miedos que minan la responsabilidad y el derecho de las madres de determinar el curso de acción adecuado para ella y su hijo sean erradicados.
Sora Feldman es una Líder de LLL que ha mantenido un intercambio extenso con madres que amamantan durante el embarazo. Es una mamá y esposa a tiempo completo y una estudiante de partería a tiempo parcial. Pronto se mudará de Victoria, Britsh Columbia, Canadá a Ithaca, Nueva York, EEUU con su marido Matt y sus hijos Talia, 5, y Aedan, 3.
Referencias
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Bumgarner, N. J. MOTHERING YOUR NURSING TODDLER. Schaumburg, lllinois: LLLI, 2000.
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