Es bien sabida la importancia de una adecuada colocación del bebé al seno para evitar dolorosas grietas en los pezones y problemas en la producción de leche. Existe mucha información, a veces contradictoria; lo cierto es que no todas las madres ni todos los bebés se acomodan con la misma posición.
En 1989 Mary Renfrew escribía en el Journal of Human Lactation: “Es contraproducente insistir en que el bebé sea colocado en la misma posición que aprendió quien lo orienta… La articulación entre la madre y su bebé puede ser considerada como una especie de danza”.
Y añadía: “Esta danza debe ser fortalecida y no controlada o limitada. La madre y el bebé manejan su propia experiencia de lactancia a partir de sus sensaciones, y con ayuda si se llegare a requerir. Insistir demasiado en la técnica del posicionamiento puede ir en detrimento del carácter único de cada pareja madre-bebé”.
Con frecuencia, a una madre que tiene un bebé recién nacido se le recomienda una posición que es familiar y ha funcionado a quien la recomienda. Y lo cierto es que algunas madres usan muchas posiciones, mientras que otras se acomodan solo con una o dos. Lo que le funciona a una madre puede no funcionarle a otra. La que funciona bien en la madrugada podría no ser útil al final de la tarde.
Por eso es importante que cada madre conozca varias posiciones para amamantar, las formas de sostener el seno y las técnicas de agarre por parte del bebé. Esto le permitirá escoger las que más se acomoden a ella y a su bebé, y experimentar o innovar con otras.
En todo caso es importante saber que la lactada no debe lastimar el seno, de manera que la madre debe encontrar una posición que no le cause dolor. Felicitar al bebé cuando está bien prendido, surte un efecto maravilloso. Además, cuando está en una posición que le funciona, él se ve recompensado por el flujo de leche materna que llega a su boca. La madre debe ser animada a conocer a su bebé, sin intervenciones. Ambos deben tener tiempo de conocerse mutuamente.
Es importante observar cómo interactúan la madre y su bebé, y cómo el chiquitín se comporta en el seno. El bebé tiene necesidad de tener su boca llena con el seno para que la transferencia de leche sea eficiente. La madre no debe sentir dolor y su pezón no debe salir deformado de la boca del bebé. La madre debe poder ofrecer el seno a su bebé como respuesta a las señales que él emite, por lo que debe estar atenta a ellas. Esto lo propicia la cercanía.
Si las condiciones anteriores se dan, poco importa que la técnica de la madre sea “como en los libros”. Si la madre y su bebé encuentran una posición que les funciona, no es necesario intervenir. Como se dice, “no es necesario reparar lo que no se ha roto”. Veamos las posiciones más frecuentes.
Madona
La posición de madona es una de las más conocidas. Podríamos decir que es la preferida de muchas madres. Es la que vemos con frecuencia en las fotografías y en los cuadros del Renacimiento. La cabeza del bebé está colocada sobre el ángulo interior del codo, mientras su espalda reposa en el antebrazo de la madre y la cola está sostenida por la mano de ella. La madre debe colocar al bebé enfrentado a ella, barriga contra barriga, y acercarlo hacia ella (ver figura 1). El bebé no debe voltear la cabeza hacia su madre al momento de prenderse del seno. Si el bebé está desnudo, no se debe ver su ombligo. La oreja, la espalda y la cadera del bebé deben formar una línea recta. El bracito que queda por debajo se ubica bajo el pecho de la madre o rodeando su cintura.
Muchos expertos dicen que es preferible que la madre coloque la cabeza del bebé sobre el antebrazo, un poco alejado del codo. Cuando la madre es corpulenta, el interior del codo puede estar demasiado cerca de su cuerpo e impedir que el bebé se agarre bien del seno. En otras madres, el ángulo del codo ubica la cabeza del bebé muy lejos de la punta del seno lo que hace que el bebé tenga que bajar su mentón hacia el torso, situación que aleja la mandíbula inferior y la lengua, las cuales, así, no pueden efectuar el trabajo esencial para extraer la leche. En este caso, el bebé no puede tomar una buena porción del seno en su boca, queda mal arrimado al seno, como suspendido en el pezón. Adicionalmente, puede ser difícil para él tragar ya que su mentón está inclinado hacia su pecho.
Curiosamente, la posición de madona no es la más fácil de aprender por parte de una madre novata porque es difícil controlar la cabeza del bebé y mantener suficientemente alto al bebé, cerca del seno. En esta posición, un bebé pequeño puede tender a enrollarse como una bolita. De manera que si hay el menor problema de colocación al seno, de extracción de leche por parte del bebe o de pezones adoloridos, la posición de madona no es la mejor escogencia.
De sandía o balón fútbol americano
La madre debe estar cómoda y un poco retirada del espaldar de la silla o la cama, lo cual se logra con un cojín grueso. Ella debe poner una almohada bajo su brazo sobre la cual reposa el bebé para permitirle quedar a la altura del seno (ver figura 2). El bebé se ubica de manera que su cara quede mirando a su madre, acurrucado contra ella, bajo su brazo. La parte alta de la espalda del bebé reposa sobre el antebrazo de la madre, y su cabeza, está sostenida por la mano de la madre. Los pies del bebé casi rozan el espaldar de de la silla o cama.
Esta posición es útil para la madre que ha tenido una cesárea, pues permite evitar el contacto con la zona de la incisión. Es también una posición ideal para madres que tienen pezones planos o invertidos, cuando el bebé tiene dificultad para prenderse al seno o presenta problemas de succión, ya que la madre tiene una visión más completa del seno y de su bebé, y de esta manera ella puede controlar mejor la cabecita del bebé y dirigir el seno hacia su boquita.
La posición de sandía es también adecuada para un bebé muy pequeño y para amamantar mellizos simultáneamente.
Desafortunadamente muchas mamás no encuentran cómo lograr esta posición y el personal de la salud la conoce poco como para recomendarla.
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Es prácticamente la misma posición de madona , solo que la madre sostiene a su bebé con la mano contraria al seno que toma el bebé. Si ella desea ofrecer el seno izquierdo, debe sostener al bebé con su brazo derecho, colocando los dedos de la mano derecha tras las orejas y la nuca del bebé. La barriga del bebé está contra la de su madre, un cojín sobre el regazo de la madre ayuda a sostener al bebé a la altura del seno. Cuando la madre se prepara para prender al bebé al seno, es importante que la boca del chiquitín esté desde el principio muy cerca del pezón (ver figura 3).
El bebé reposa en el hueco formado por el pulgar, el índice y la palma de la mano, lo cual ayuda a estabilizar la nuca y la cabeza del bebé. La palma materna está entre sus omoplatos. Cuando el bebé abre grande la boca, la madre empuja los omoplatos con la palma y no la nuca con los dedos que la sostienen. Esta presión ayuda a que el mentón atrape el seno ligeramente delante de la nariz, lo que hace que el pezón se dirija hacia el paladar del bebé. Y si el pezón roza la juntura del paladar duro con el blando, desencadena la succión.
Este método ayuda a que el bebé agarre el seno profundamente en su boca, oprimiendo los senos lactíferos de manera que desencadena una transferencia eficiente de la leche. Es importante no tocar la parte posterior de la cabeza del bebé, muy sensible durante el periodo posterior al parto. Cuando se le toca la cabeza, el bebé puede tener la tendencia a arquearse y echarse hacia atrás alejándose del seno, en lugar de acercarse al pezón. Este reflejo del bebé puede ser percibido por la madre como un rechazo del seno y puede explicar por qué algunas madres parecen tener dificultad para prender al bebé al seno, si intentan forzarlo sosteniendo con firmeza la cabecita desde atrás.
Algunos expertos sugieren que la madre tenga al bebé enrollado alrededor de ella. Si el bebé parece tener problemas para respirar, basta con que la madre acerque un poco más al bebé a su cuerpo con el codo del brazo que los sostiene. Así se modifica el ángulo y se destapa la nariz. Jan Barger, consultora de lactancia en Illinois recomienda que las madres que usan esta posición usen su mano dominante para alzar al bebé, al menos los primeros días. Esto permite que si la madre es diestra e inicia la lactada en el seno izquierdo, pueda deslizar al bebé hacia el seno derecho sin mayor esfuerzo, donde el bebé quedará en la posición de sandía, sin tener que modificar la forma como sostiene al bebé. La madre también puede empezar al contrario, en la posición de sandía, y terminar la comida en posición inversa de madona.
La posición inversa de madona puede ser difícil de mantener si el brazo de la madre no está debidamente apoyado, especialmente cuando el bebé es pesado o grande. En ese caso, la madre debe usar suficientes cojines. Por esto mismo, es una posición recomendable para los primeros días o para usar de manera temporal; una vez que la madre se sienta más confiada, es conveniente que use otras posiciones más cómodas.
La posición inversa de madona permite sostener la zona toráxica del bebé por lo que estabiliza la mandíbula; se recomienda para amamantar los primeros días a los bebés muy pequeños, los prematuros, los hipotónicos, los que tienen necesidad de que se les ayude a agarrar el seno correctamente. También es conveniente cuando el bebé tiene dificultades de succión de origen sensorial, con frenillo o mentón pequeño pues hace que más porción de la lengua esté en contacto con el pezón permitiendo un mejor flujo de leche para el bebé.
Con esta posición, la madre puede manejar mejor su seno y guiar al bebé. Inclusive, permite a cualquier madre asegurarse que el bebé aprenda a agarrarse bien del seno en los primeros días, iniciando la lactada con esta posición, para que una vez que el bebé esté bien agarrado, ella deslice su otro brazo bajo el cuerpo del bebé y termine de amamantarlo como madona, posición más cómoda. El único cuidado que debe tener la madre, es hacer movimientos suaves con el fin de no perturbar la succión del bebé.
Acostada de medio lado
En esta posición la madre descansa su cabeza sobre una o dos almohadas y coloca otra entre sus rodillas, que están un poco recogidas formando un ángulo; la mano que queda debajo puede ayudar a sostener la cabeza de la madre (ver figura 4). El bebé está a su lado, de frente, y sus rodillas tocan el cuerpo de la madre. Para que el bebé no se dé la vuelta, la madre sostiene su espalda con la mano que queda arriba o puede poner, a manera de tranca, una cobija pequeña enrollada o un cojín contra la espalda del bebé.
Para cambiar de lado, la madre puede sostener al bebé contra el seno, sobre su abdomen, girar sobre la espalda y dar la vuelta. Se puede ayudar con las barandas de la cama si todavía está en el hospital.
Esta posición es muy útil para las madres que se recuperan de una cesárea o una episiotomía, para amamantar de noche o en momentos de gran cansancio, sin importar la edad del bebé. Se sabe que las madres que recién tienen su bebé, logran mejor descanso y se fatigan menos con esta posición que cuando amamantan sentadas. Estudios realizados en ese sentido sugieren que la posición recostada de medio lado permite a las madres reducir la fatiga posparto y contribuye al éxito de la lactancia.
Recostada boca arriba
La madre descansa su espalda sobre cojines o almohadas de manera que, sin estar completamente sentada, queda en un ángulo de 45° (ver figura 5). El bebé reposa recostado sobre ella para succionar.
Es una posición que ayuda en un primer momento, a las madres que tienen un reflejo de eyección fuerte y que por circunstancias especiales no ponen en marcha otras medidas para manejar esta situación; en esta posición el flujo de leche pierde un poco de fuerza y el bebé puede succionar y tragar de manera más cómoda. Es una posición transitoria mientras las madres encuentran otra posición más cómoda.
También ayuda a mamás que tienen los pezones muy maltratados, pues el bebé ejerce la succión en un punto diferente a la grieta, evitando lastimarlos más y evitando dolores. De nuevo, es una posición transitoria mientras los pezones se sanan. Esta posición permite, además, que el bebé tome en su boca el pezón y la mayor cantidad posible de areola con mayor facilidad.
Caminando
La madre alza a su bebé en posición de madona y camina lentamente con él a la vez que lo amamanta (ver figura 6). Esta situación para amamantar puede ser manejada con facilidad con un cargador sobre el cual reposa el bebé a la altura del seno.
Caminar y amamantar permite a la madre hacer algo de actividad a través de la marcha y en el caso de un bebé muy inquieto, él se siente mecido con el movimiento de la marcha y come con más tranquilidad que cuado la madre está quieta.
Cualquiera que sea la posición que la madre escoge, es importante que su espalda esté bien sostenida; ella no debe agacharse al momento de prender al bebé al seno, pues esto hace que sufra dolores de espalda.
Respetar las diferencias
La lactancia no puede volverse un conjunto de reglas dogmáticas ni una camisa de fuerza para la madre, dice Ruth Lawrence. La lactancia no puede ser un suceso de normas planeadas de manera estricta, y administradas de una forma específica. Lo cierto es que si la madre percibe que para amamantar se requieren numerosas reglas, se sentirá desalentada a hacerlo. Para amamantar no hay protocolos. Cada pareja madre/bebé es diferente y funciona de una manera propia; lo que funciona para una, tal vez no funciona para otra. Madre y bebé deben ser tratados como individuos.
Laure Marchand-Lucas, doctora en medicina y Líder de la Liga en Paris piensa que “un bebé que no ha sido perturbado encontrará por sí mismo la posición, que depende de la forma de su boca, así como de la del seno y el pezón de su madre. El problema empieza cuando el bebé ha olvidado la forma de hacer la succión debido a las intervenciones del nacimiento o por otra causa”.
Del artículo de Andrea Eastman, consultora de lactancia, publicado en Leaven de septiembre de 2000. Traducido y adaptado en Colombia por María Cristina Sáenz.