Información perteneciente a la revista NUEVO COMIENZO, Vol. 18 Numero 1 Año 2006
En esta columna los lectores de NUEVO COMIENZO, publicación de La Liga de la Leche, ofrecen sus sugerencias para ayudar a los padres de los bebés. Se presentan varios puntos de vista. Tal vez no toda la información presentada se aplique al estilo de vida de su familia. Esta información es una información general y no pretende ser un consejo de tipo médico ni de otro tipo.
Situación
Mi bebé tiene 18 meses y aún no quepo en la ropa que solía ponerme antes de quedar embarazada. El exceso de peso no desaparece por sí mismo. Me gustaría empezar a hacer ejercicio, pero me resulta difícil encontrar tiempo para ello, ya que la jornada laboral de mi marido es larga y tengo un pequeño al que cuidar. ¿Qué maneras han encontrado otras madres para poder hacer ejercicio? Una dieta baja en hidratos de carbono funcionó para una amiga y me pregunto si esto es seguro mientras se está dando el pecho. ¿Existe algún plan de comidas que me permita perder peso al tiempo que amamanto a mi bebé que ya gatea?
Pam Abbs
Colorado Springs, Colorado, Estados Unidos
Después del nacimiento de mi hijo, ahora de seis meses, decidí que quería perder peso y ponerme en forma. También tengo un hijo de tres años, con lo cual tomarse tiempo para el ejercicio no es algo fácil en mi casa. Decidí comprar un carrito de hacer jogging, de dos plazas, y empecé a salir de paseo. Acabé combinando caminar con correr. Ahora corro de dos a cinco millas, tres o cuatro veces a la semana, aunque nunca había salido a correr antes de esto. A los niños les encanta esta rutina de ejercicio. Son ellos los que me hacen seguir. Cuando salimos mi bebé de seis meses se toma su siesta de la mañana y el pequeño de tres años puede pasar por las obras en construcción y observar la maquinaria pesada trabajando. También nos paramos a jugar en el parque si hay uno en la ruta. Cuando el tiempo no es bueno para salir a correr, me pongo una cita de sesión de ejercicios en casa. Al pequeño de tres años le encanta hacer los ejercicios conmigo y al bebé de seis meses le gusta mirarnos. Soy consciente de que soy una madre más sana y feliz porque sigo un programa de ejercicios que incluye a mis hijos. No sigo una dieta baja en carbohidratos, sino una dieta equilibrada que incluye alimentos saludables. Es importante no excluir los importantes hidratos de carbono, que proporcionan energía a nuestro cuerpo, de manera que podamos ejercitarnos sin hacernos daño.
Angela Z. Leonhardt
Cincinnati, Ohio, Estados Unidos
Puedo entender su situación perfectamente: mis “bebés” tienen uno y tres años respectivamente, ¡y yo tampoco puedo ponerme la ropa que solía llevar antes de quedar embarazada! Nunca he podido identificarme con los artículos de revista o los “expertos” que afirman que una madre debería poder retornar a su peso “normal” en el primer año después de haber tenido a su bebé. Tras haber tenido dos hijos, puedo decir que me presiono menos y siento menos “culpabilidad” y ansiedad por no encajar en este patrón. Aunque ha tomado su tiempo, mi cuerpo está volviendo gradualmente a su estado “normal” y me siento más cómoda poniéndome ropa que solía ponerme y haciendo cosas que solía hacer. Hay ciertas cosas que continúan ayudándome a diario: sigo la filosofía de la Liga acerca de tomar alimentos integrales en su estado más natural posible. Bebo tanta agua como puedo cada día (¡esto no es siempre fácil para mí!). Intento andar un par de kilómetros al día, siempre que el tiempo y los niños lo permitan. También atiendo un programa de ejercicios que incluye empujar a mis hijos en su carrito mientras yo hago ejercicio. Es un ejercicio riguroso y un reto empujar las más de 23 kilos de mis dos hijos, pero me ha ayudado tremendamente a ponerme en forma. Me gusta especialmente porque mis hijos están conmigo y no tengo que pagar a una niñera o dejarlos en un servicio de guardería. También es agradable cuando el tiempo es cálido y salimos al parque.
Trina Kerns
Silver Spring, Maryland, Estados Unidos
Aunque la producción de leche quema calorías, a algunas mujeres les cuesta trabajo perder peso incluso cuando están amamantando. Yo he seguido una dieta muy saludable durante años y estoy muy de acuerdo con tomar alimentos integrales; sin embargo, mi peso no variaba ni tras nueve meses posparto. Me di cuenta de que, aunque estaba alimentándome a base de una dieta saludable, no estaba controlando las cantidades que ingería. Si se come más de lo que se quema, no se pierde peso. Hice tres cosas. Empecé a leer las etiquetas y a evitar las grasas parcialmente hidrogenadas, los colores y sabores artificiales y los conservantes y aditivos. Me integré en un grupo de régimen que tiene un programa para madres que dan el pecho. Fue estupendo. No hay restricciones en el tipo de comida, sino que se trata de aprender a tomar la cantidad correcta de cada alimento, ¡lo cual es un reto en nuestra cultura de “agigantar” todo! Hay que hacer elecciones sanas. Voy al gimnasio y hago ejercicio durante una hora, cuatro o cinco veces a la semana. Me siento en forma, fuerte y llena de energía. Perdí más de 12 kilos en un periodo de seis meses y ahora, por primera vez en mi vida adulta, me encuentro dentro de un peso normal para mi altura. ¡Y me siento genial! También veo que soy un buen ejemplo para mis hijos, puesto que ven que cuidar del cuerpo tomando alimentos saludables y haciendo ejercicio es importante para sus padres.
Margo Trueman
Ridgecrest, California, Estados Unidos
Como usted, encontraba limitaciones a lo que podía hacer debido a las horas laborales de mi marido y al deseo de no estar separada de mi bebé. Tampoco disponía de los medios económicos o la inclinación de apuntarme a un gimnasio o a clases de aeróbicos. El peso empezó a disminuir lenta, pero fácilmente cuando hice tres cosas:
- Reduje la cantidad de comida basura y carbohidratos en mi dieta. Disminuí la cantidad de veces que comía pasta, dejé de comer pan con las comidas y paré de tomar tostadas en el desayuno. Incrementé el consumo de fruta y verduras frescas poniéndolas en la bandeja de en medio de la nevera, de manera que las pudiera encontrar y coger fácilmente a la hora de picar algo, en lugar de tener que buscar en el cajón de abajo.
- Compré un video de yoga y empecé a hacer ejercicio en casa mientras mi hijo hacía la siesta. Era más difícil hacerlo mientras estaba despierto porque intentaba hacerme caer mientras yo trataba decididamente de mantener la concentración en las posturas de equilibrio más difíciles. A veces Liam intentaba tomar estas posturas conmigo y entonces la risa me hacía perder el equilibrio. Conseguí hacer los ejercicios del video alrededor de cinco días a la semana. Por alguna razón me sentía rara haciéndolos cuando mi marido estaba en casa, pero después de un tiempo encontré que era de ayuda hacerlos antes de que él se fuera al trabajo por la tarde, puesto que podía evitar que Liam me interrumpiera.
- Finalmente, camino. Tuve la suerte de tener una amiga que vivía en las afueras de la ciudad en un área elevada. Ambas tenemos dos perros cada una, ¡así que a ellos les encantaba! Íbamos de paseo entre tres y cuatro días a la semana y gradualmente incrementamos nuestras caminatas a una hora completa de hacer zigzag, para que al menos el 50% del camino fuera cuesta arriba. En los días en que ella no podía venir de paseo, yo intentaba andar alrededor de nuestro vecindario. Mi carrito pesa 9 kilos cuando está vacío y mi hijo pesaba por aquel entonces alrededor de 16 kilos, así que conseguí hacer buen ejercicio empujando un total de 25 kilos cuesta arriba. ¡Puede hacerse!
Brynna Nardone
Earlton, Nueva York, Estados Unidos
Mi consejo es que ponga énfasis en sentirte bien y vuelva a realizar una actividad que le gustaba en el pasado. Yo tengo un hijo de 13 meses y vuelvo a tener el peso de antes de quedar embarazada. Comencé a perder peso lentamente con un video de ejercicios. Y más importante todavía es que me ha ayudado a mantener una buena postura para mi espalda, puesto que los ejercicios fomentan el estiramiento y una buena alineación. Cuando mi hijo era un bebé, yo hacía ejercicios durante 25 minutos mientras él dormía y durante otros 25 minutos cuando su padre volvía a casa. Todo lo que se necesita es un pequeño espacio en el suelo y una alfombrilla de yoga. Ahora mi hijo piensa que es graciosísimo que su madre esté en el suelo y él dando vueltas por todos lados. He acabado modificando los ejercicios para que se ajusten a su juego, memorizando la rutina lo suficiente como para que no pase nada si enciende y apaga el televisor. Perdí mucho peso apuntándome a clases de taekwondo, que es muy bueno para ejercitarse. Cuando mi hijo empezó a hacer tanto ruido durante la clase que ya no me sentía cómoda como para atender, le pregunté al instructor si podía ir entre clases y ejercitarme mientras mi hijo jugaba en el suelo. Siempre y cuando le diera el pecho cuando él quería, llegaba a hacer ejercicio al menos en dos tandas de 20 minutos cada una. Si no se encuentra haciendo nada ahora, se asombrará de lo que este poquito puede ayudar.