Cuando una mujer pone a su primer bebé al seno por primera vez, y sigue haciéndolo día tras día, semana tras semana, mes tras mes, lo hace en un determinado medio. Y ese medio, según sea más o menos favorable y de apoyo, va a determinar que la experiencia de lactancia para ella tenga éxito o sea un fracaso. Es posible imaginar a la madre que lacta a su bebé como el centro de círculos concéntricos cada vez más grandes, donde cada uno juega un papel de apoyo o de no apoyo…
En el centro, la madre y su bebé
El nacimiento de un bebé, especialmente cuando se trata del primero, es para toda mujer un momento de una gran conmoción física, de gran vulnerabilidad. Y si desde el comienzo la mujer tiene su confianza bien afianzada, evidentemente ella comienza con más éxito.
Todos los estudios realizados sobre el tema muestran el impacto del nivel de confianza en sí misma sobre el éxito y la duración de la lactancia. Uno de esos estudios fue realizado con 300 madres australianas vinculadas al estudio durante el último trimestre del embarazo . Se las interrogó a su entrada al estudio, una semana y cuatro meses después del parto, para evaluar principalmente su nivel de confianza en ellas mismas con la ayuda de una escala de evaluación (Breastfeeding Self-Efficacy Scale). 92% de las mujeres inició la lactancia, pero a los cuatro meses solo 52% amamantaba y de ellas el 28,6% hacía lactancia exclusiva. La principal razón dada para el destete fue la convicción de no tener suficiente leche. Las madres que tuvieron puntajes elevados en la escala de evaluación fueron las que más amamantaron exclusivamente una semana y cuatro meses después del parto comparadas con las que tuvieron puntajes más bajos.
El primer círculo, el padre
Todo lo que se diga nunca será suficiente para insistir en la importancia del padre en el éxito de la lactancia, tanto en el inicio como en la continuación . Un estudio que incluyó a 245 madres de Pensilvania en Estados Unidos mostró que el 36% de las madres adujeron la opinión del padre para no lactar. En ese sentido, las campañas recientes de promoción de la lactancia materna integran este dato mientras otras se concentran exclusivamente en los padres, como es el caso de Gran Bretaña.
En la encuesta encomendada por la Liga de La Leche de Francia al Instituto de las Madres, en 2002 , las madres que amamantaron o estaban todavía haciéndolo calificaban la actitud del padre de “muy favorable” (62,21%), de “favorable” (26,55%), de “indiferente” (7,07%) y de negativa (1,39%). Sin duda los resultados pueden ser muy diferentes entre las que no amamantaron
¿Qué significa que un padre apoye la lactancia? Es un hombre que comprende que su compañera tiene gran necesidad de practicarla, que desea convertirse en un protector y amamante de la pareja que amamanta, una barrera contra el medio a menudo crítico, una mirada de admiración y de aprobación sobre lo que ella hace por el bebé.
Madres, suegras… y el resto de la familia
Esta barrera protectora debe ejercerse ante todo frente a las suegras que vienen de una generación para la cual la lactancia no era frecuente o se vivía de manera particularmente rígida (lactar cada tres horas, no lactar de noche ) y que por lo mismo no pueden apoyar la decisión de amamantar a de su hija o nieta. Con ellas se corre el riesgo, fuerte, que saboteen esa decisión, de manera más o menos consciente.
En 1995 se realizó un estudio en Newcastle, Gran Bretaña, para saber cómo evitar que las madres suspendan rápidamente la lactancia y además se llegó a esta sorprendente conclusión: “Descubrimos que el punto más importante es, ¿con qué frecuencia ve usted a su madre? Entre más la ven, tienen menos probabilidad de amamantar!”
Las reuniones familiares pueden ser momentos particularmente difíciles si esa madre es la única mujer de la familia prolongada que ha amamantado o todavía amamanta. Esa madre debe prepararse con anticipación, imaginar situaciones para tener respuestas, que sin ser agresivas, le corten el paso a la crítica. Y saber que, sin importar el lugar, entre más seguro está uno de lo que hace, menos atraerá comentarios negativos.
Amiga/os, vecina/os, colegas, jefes…
La misma estrategia es válida para ellos. Es importante saber que la lactancia no es un tema neutro del que se pueda hablar como si fuera un programa de televisión transmitido la víspera o la moda que se aproxima. La lactancia nos hace rememorar nuestra propia historia de bebé amamantado o no amamantado. O como dijo el profesor Soulé en el V Congreso de Crianza que tuvo lugar en Francia, “Bien sea lo que uno piense o diga de las diferentes maneras de amamantar y de su evolución, la imagen de una madre que amamanta a su bebé continúa siendo la representación ideal de la buena madre”. Por eso no nos sorprende que esta visión suscite recuerdos, celos, culpabilidad y a menudo agresividad…
De manera que depende de la madre rodearse de aliados. Por ejemplo, su empleador si ya regresó al trabajo. Con un poco de documentación sobre los efectos benéficos de la lactancia para la salud de su bebé, puede mostrarle fácilmente que si ella continúa amamantándolo, tendrá menos necesidad de permisos derivados de enfermedades del chiquitín.
Profesionales de la salud “amigos de la lactancia”
En la sociedad occidental el papel de los profesionales de la salud en el éxito o fracaso de la lactancia es particularmente importante. La falta de formación inicial (dos horas en los estudios de medicina general) no permiten otra “solución” frente a un problema cualquiera que sea (y hasta cuando no hay problema), que preconizar la suspensión de la lactancia. ¿Cuántos casos conocemos de lactancias precozmente terminadas porque el doctor prescribió a la madre un medicamento que el creía incompatible con la lactancia?
El doctor Jack Newman, responsable de una consulta de lactancia en Toronto, Canadá, ha escrito un texto para ayudar a las madres a “reconocer si un profesional de la salud apoya o no la lactancia”. Comienza así: “Todos los profesionales de la salud dicen apoyar la lactancia materna. Pero muchos la apoyan solo cuando se desarrolla sin complicaciones y aún así, no siempre. Mientras la lactancia materna, o cualquier otra circunstancia en la vida de una madre joven que no se desarrolle perfectamente, muchos recomiendan el destete o los complementos de leches artificiales. Aquí una lista parcial de indicaciones que le permitirán saber si un profesional sostiene o no la lactancia o al menos de manera suficiente en caso de problema hará esfuerzos necesarios a fin de ayudarla a continuar” .
Es necesario decir que las cosas mejoran con los años, que cada vez más profesionales de la salud se dan cuenta de su falta de formación y deciden profundizar e informarse , cada vez más establecimientos exigen formación en esta materia y buscan acreditarse como Hospitales Amigos de la madre y el bebé .
Encontrar un profesional de la salud verdaderamente bien formado e informado para apoyar la lactancia materna, todavía es difícil. Queda también la posibilidad de encontrar uno, que reconociendo sus lagunas en el tema, esté listo a revaluar la ideas anteriores.
Todo el mundo opina
En un mundo ideal, es el conjunto de la sociedad la que debería apoyar y rodear a la madre que amamanta.
La que encuentre normal que una mujer amamante a su bebé en el restaurante o el supermercado.
La que facilite la continuación de la lactancia después del regreso al trabajo, bien sea que el bebé pueda ir a una guardería en el mismo sitio y pueda ser amamantado durante el día o que la madre pueda extraer su leche en buenas condiciones.
La que debería desarrollar el alojamiento conjunto (madre/bebé) en los hospitales para que este tiempo no esté signado por la separación y el destete obligados.
La que debería organizar la formación primaria de los profesionales de la salud de manera que en lugar de aconsejar el destete como solución a los problemas que se puedan presentar, conozcan soluciones que permitan preservar la lactancia.
Y hay muchos más.
Algunos países han desarrollado políticas en ese sentido, con resultados indiscutibles. En Brasil, por ejemplo, en 1997 se inició en la región del nordeste un programa que permite que los carteros, después de una corta formación dispensada por consultores de lactancia, puedan dar consejos de lactancia básicos a la vez que distribuyen el correo!
Comunidades de madres
Cuando no encuentran apoyo en su entorno inmediato, las madres pueden encontrarla en innumerables redes que agrupan a las madres que amamantan: grupos de apoyo como los de la Liga de la Leche, comunidades virtuales en Internet… Todos los estudios sobre el tema han mostrado la eficacia de este método de apoyo para el éxito de la lactancia en lo que se refiere a su duración. Por algo, el décimo paso de la “condiciones para el éxito de la lactancia materna” que plantean OMS y Unicef, dice que es necesario “fortalecer la constitución de asociaciones de apoyo a la lactancia materna y enviar allí a las madres desde su salida del hospital o la clínica”. Mientras llega el día en que toda la sociedad se convierta en un grupo de apoyo para la madre que amamanta, los grupos de apoyo y las asociaciones de madres tienen hermosas jornadas delante de ellas!
Claude.Suzanne Didierjean-Jouveau
Traducido de Allaiter Aujourd’hui de marzo de 2004, publicación de La Leche League de Francia.
Entre madres e hijas
La transmisión de la sabiduría, sobre todo con el primer hijos, es un momento de prueba, que depende de la capacidad de la abuela para pasar su experiencia a la madre joven quien todavía no la ha adquirido; también de la capacidad de la joven para aceptar la experiencia de su madre o para saber separarse de esa experiencia cuando sienta la necesidad.
Desde este punto de vista, la lactancia es una prueba crucial como lo recuerda Louise L Lambrichs en su carta imaginaria al recién nacido: “En un momento, pensé que nunca tendría suficiente leche para alimentarte. Yo veía mi leche derramarse en la cama, sobre las sábanas, en el suelo; ese espectáculo me desesperaba y cuando yo te ponía al seno, no había más leche… Y a mi madre se le metió en la cabeza que debía convencerme de destetar. ‘Por qué no lo alimentas con biberón? Es mucho más sencillo. Es lo que hice contigo y tú no estás mal’. Me sentí tan mal de haber tomado una decisión tan diferente… Ella dudó antes de seguir: ‘Y además, está lo que me decía mi madre, si quieres tener senos bellos, evita amamantar’ De manera que mi decisión no solo rompía con la tradición, sino que además, me exponía a volverme fea e indeseable. Ahora sé que se trata de supersticiones sin fundamento que cambian con cada generación; eso no me ayudó. Felizmente, encontré a mi alrededor muchos otros apoyos”.
Caroline Eliacheff y Nathalie Heinich
Madres e hijas: una relación a tres, Ediciones Albin Michel.