El principio de la lactancia de Sergio

Por Dunia Cecilia Cortés.- Mamá de Sergio

 

 

Mi historia empezó antes de que naciera mi bebé, afortunadamente una amiga muy querida es asesora/apoyo/confidente/ o cual sea el término adecuado para describir lo que hace y que tanto le gusta hacer en la Liga de La leche.

Desde que me enteré que estaba embarazada tenía claro que iba a tener todo el apoyo que iba a necesitar con la lactancia de mi segundo hijo; jamás pensé que fuera a ser tanto y sobre todo tan importante. Me empezaron apoyando con la compra de un sacaleche adecuado para mis necesidades, pues tenía que dejar un buen banco de leche para cuando regresara a trabajar: iba a ser mi compañero por lo menos un año.

En la semana 26 de gestación me enteré que Sergio tenía una obstrucción en el estómago y que iba a necesitar una cirugía naciendo. Después de digerir la noticia, me quedó claro que no se podía hacer mucho hasta que el bebé naciera y surgió mi inquietud principal, ¿cómo le iba a hacer con el calostro? -porque Sergio iba a estar algún tiempo en ayuno recién naciera. En cuanto tuve cabeza le pregunté a mi amiga Líder LLL, qué podía hacer para poder amamantar al pequeño, ayudar a mantener la producción de leche y sobre todo poder lactarlo.

En la semana 28 me diagnosticaron polihidramios, un exceso de líquido amniótico consecuencia de la obstrucción estomacal del bebé, y a los pocos días empezaron las contracciones. Los doctores hicieron todo lo posible por controlarlas, pero en la semana 33 de gestación no hubo marcha atrás y nació Sergio. En cuanto me dijeron “en una hora estás programada”, le hable a mi mamá para encargarle a la hermana mayor y pedirle que esterilizara el sacaleche y recordarle también que no se le olvidaran las bolsas para almacenar la leche extraída. Ya en mi primer día en el hospital era lo único que tenía, y también lo único que realmente necesitaba.

También ese día le avisé a mi amiga Líder LLL, por el tema de las extracciones de leche y por muchos motivos más. Ya me había platicado que tenía que hacer extracciones seguidas y breves, pero necesitaba que me recordara las indicaciones porque estaba muy nerviosa. Ella siempre estuvo ahí para orientarme en esta otra lactancia, aconsejando, aclarando mis dudas reales y las bobas también, echándome porras, festejando cuando le enseñaba el banco de leche que iba haciendo, pero también tranquilizándome cuando la producción de leche bajó y sobre todo dándome consejos para retomarla y haciéndome ver que no pasaba nada malo por eso.

Por diferentes motivos a Sergio no lo pudieron operar hasta el quinto día de nacido, estuvo en ayuno 15 días, después le dieron 1 mililitro de mi leche, al día siguiente 2, aumentándole la dosis según su peso y sobre todo viendo como reaccionaba su estómago. A los 10 días de haber empezado a alimentarlo descubrieron que es alérgico a la proteína de la leche de vaca. Por supuesto también corrí a contarle a mi amiga Líder, porque necesitaba su apoyo también en esta nueva condición.

Me queda claro una cosa: sin la Liga de La Leche ya hubiera abandonado la lactancia, porque los primero 15 días sentí que la vida se me iba en sacarme leche, esterilizar los aditamentos, ir al hospital y medio ver a mi hija mayor. Ahora ya me adapté a esta lactancia diferente: he empezado a repartir bolsas de leche en los congeladores de los abuelos de Sergio, y esas bolsas están listas para cuando él las necesite.

Gracias a la Liga de La Leche por todo. Sin ustedes no hubiera podido tener casi 200 bolsas de leche materna acumuladas en este mes. Todavía falta para que den de alta a mi pequeño, pero sé que aquí van a estar, para ayudarme cuando salga y para que logremos esa lactancia que tanto espero, y porque sé que también van a estar ahí para apoyarme, cuando alguno de los dos decidamos que ya es hora de terminar con la lactancia.