Nota Editorial: Ofrecemos artículos de nuestras publicaciones de años anteriores como referencia para nuestras Líderes y miembros. Los lectores deben tener en cuenta que la investigación y la información médica cambian con el tiempo.

Teresa Pitman
Guelph, Ontario, Canadá

Tomado de LEAVEN, diciembre 2002/enero 2003

Traducción cortesía de Yolanda Ruiz Luque
Revisado por Mónica Tesone y Waleska Porras

Una madre que acababa de dar a luz me llamó después de que su partera le diera mi número de teléfono. Su hijo, nacido en casa sin complicaciones, tenía en ese momento 12 horas de vida y aún no había tomado el pecho. Cuando la madre y la partera intentaban ayudarle a que se prendiera, el bebé cerraba la boca con firmeza y arqueaba la espalda, alejando así la cabeza del pecho.

Cuando fui a visitar a esta madre, pude observar que los repetidos intentos para hacer que el bebé se prendiera al pecho, aumentaba el nerviosismo que le provocaba la posición para amamantar. En cuanto lo ponían de lado y lo acercaban al pecho, empezaba a irritarse y a empujar. Le sugerí a la madre que se concentrara en ayudar al bebé a relajarse y a sentirse cómodo cerca del pecho; dejándolo acostado cerca del seno, sin presionarlo para que se prendiera o mamara.

Me llamó unas horas más tarde, entusiasmada, con excelentes noticias. Se había acostado boca arriba, para descansar un rato, con el bebé desnudo tumbado boca abajo sobre su vientre también desnudo. Notó que el bebé empezaba a retorcerse y estirarse y, entonces, ante su sorpresa, se subió a los senos, inclinando la cabecita mientras buscaba el pezón. Luego se prendió y comenzó a mamar. Después de varios minutos de enérgica succión, lo soltó y descansó. Luego la madre lo cambió con suavidad hacia el otro pecho, y para su alegría, repitió el proceso, prendiéndose por sí mismo a la perfección una vez más. Esta primera toma fue el comienzo de su relación de lactancia.

Como mucha otra gente, yo había visto y quedado impresionada por el video sueco, “Delivery Self-attachmet” (Recuperación del Auto-agarre) del Dr. Lennart Righard y Margaret Alade (Disponible en LLLI, N°. 1247-30, $14.95), que documenta a bebés recién nacidos avanzando lentamente y sin ayuda por el vientre materno hasta encontrar los senos y prenderse a ellos. Este vídeo es un testimonio impactante y emotivo del conocimiento innato de los bebés.

La investigación que el Dr. Righard y sus colegas realizaron a principios de los años 90, ilustrada en este video, demuestra que los recién nacidos pueden encontrar y prenderse al pecho materno sin ningún tipo de ayuda. Tanto la medicación administrada durante el parto como la separación de madre e hijo justo después del nacimiento pueden afectar este proceso natural.

Yo creía, sin embargo, que el auto-agarre podía producirse solamente en la primera hora después del nacimiento. El caso de una madre cuyo bebé se prendió por sí mismo en las 18 horas siguientes al nacimiento me demostró lo contrario. Ahora me parece valioso ayudar a madres cuyos bebés se han resistido a tomar el pecho en las horas o días posteriores al nacimiento.

Aunque es poco frecuente en Norteamérica dejar a los bebés auto-agarrarse después del nacimiento, es más común en otras partes del mundo. La partera noruega Rachel Myr afirma:

“Mi método es dejar a madre e hijo juntos después del nacimiento, en contacto físico, hasta que el bebé se prende al pecho. Normalmente lleva más de una hora y es digno de ver. Lo más difícil es no caer en la tentación de pesar y medir al bebé antes de la primera toma”.

Beckie Wood, una matrona de Winnipeg, Manitoba, Canadá, dice que casi nunca reproduce el mismo escenario que se muestra en el video del Dr. Righard, donde las madres dejan a sus bebés tumbados sobre sus vientres sin tocarlos. “¡En la vida real,” comenta, “la mayoría de las madres quieren agarrar y abrazar a sus bebés! Y, por lo general, prefieren estar sentadas o semi tumbadas. A menudo, mientras las madres sostienen a sus bebés cerca del pecho, estos empiezan a acomodarse hasta encontrar el seno y, de repente, se prenden.” También ha trabajado con madres que han visto el video y tienen interés en comprobar si el bebé puede encontrar el pecho sin ayuda. “Realmente funciona,” dice Wood. “Es maravilloso verlo.”

El número de bebés que podrán prenderse solos en un fututo puede aumentar en Norteamérica. Los investigadores Sisusas y Gagliardi exponen en la teoría de su estudio publicado en “El médico de la familia americana” en el año 2001 que:

“Para poder asegurar el éxito de la lactancia, es importante que se inicie lo antes posible durante el período neonatal. Puede facilitarse al poner a madre e hijo en contacto piel con piel inmediatamente después del nacimiento. Mientras sea posible, se debería dejar que el bebé se agarre al pecho de forma espontánea durante la primera hora de vida”.

Por supuesto, las Líderes de La Liga de La Leche rara vez están presentes en el alumbramiento. Cuando se nos pide ayuda con un bebé que es reacio a mamar, no ocurre hasta horas, días, o semanas más tarde cuando el bebé ya ha desarrollado un patrón de resistencia o rechazo al pecho.

Myr dice: “Ya sea el día después del nacimiento, ya sea el mes siguiente, lo primero que recomiendo es colocar al bebé, con sólo los pañales, piel con piel contra el pecho desnudo de la madre. En la mayoría de los casos esto conduce rápidamente a un cambio en la actitud del bebé hacia el pecho”.

Wood ha tenido experiencias parecidas. La recomendación más importante que se hace cuando se tiene un bebé que es reacio a mamar es que la madre se quite la camisa, se tumbe con el bebé sobre su vientre y espere a ver qué ocurre. Normalmente funciona. El bebé encuentra su sitio.

En el Encuentro Nacional de la Asociación de Parteras Noruegas de 1999, Myr dio una breve charla en la que resumía las conductas infantiles hacia el pecho, sus significados y las respuestas más adecuadas.

Mientras que la conducta de un bebé reacio puede variar, la respuesta es casi siempre la misma: si proporcionamos un contacto relajado piel con piel, la innata capacidad lactante que poseen los bebés se reafirmará por sí misma con el tiempo.

Con bebés de más de una semana, a veces resulta útil que madre y bebé se bañen juntos. El agua caliente parece ayudarles a relajarse e incluso puede recordar al bebé el medio acuoso en que se encontraba antes de nacer. A menudo, en dicha situación, el bebé previamente reacio a mamar encuentra el pecho materno y lo agarra por primera vez.

¿Cómo es el afianzamiento cuando los bebés se auto-agarran? El Dr. Righard comentaba en su investigación que estos bebés tendían a prenderse a la perfección y que las madres no experimentaban pezones doloridos. Myr cita a otra partera que utilizó este método con un bebé de dos días que lloraba y rechazaba el pecho: “En lugar de alejarse del pecho, se lanza a él con la boca muy abierta…y así continúa.”

¿A qué edad pierden los bebés la capacidad para encontrar el pecho y auto-agarrarse? El Dr. Jack Newman, un pediatra de Toronto, Ontario, Canadá, describe dos respuestas reflejas parecidas que pueden estar relacionadas con el desplazamiento infantil hacia el pecho materno. Una de ellas es el “reflejo escalera”, que suele observarse al sujetar al bebé por las axilas con los pies sobre una superficie firme. El bebe moverá alternativamente las piernas, doblando las rodillas como si caminara. Esta respuesta refleja desaparece hacia los tres meses. La otra respuesta es el “reflejo Bauer”: cuando se tumba al bebé boca abajo, la presión que se produce en las plantas de los pies hará que realice movimientos de gateo. Este reflejo dura unas seis semanas. El Dr. Newman cree que mientras existan estos reflejos(es decir, durante las primeras seis semanas de vida) el auto-agarre puede ayudar a que el bebé aprenda a mamar.

Se ha avanzado bastante desde que muchos expertos creían que los bebés eran como pizarras en blanco con poca capacidad para sentir, comprender o comunicar. Resulta que incluso los recién nacidos saben mucho sobre lactancia: cómo encontrar el pecho, cómo localizar el pezón y cómo agarrarlo correctamente. Proporcionar un medio adecuado en el que el bebé tenga la posibilidad de demostrar dichas habilidades puede ser de ayuda para los niños que son reacios a mamar o que rechazan el pecho.

Nota de la Editora: Si un recién nacido no agarra el pecho, la madre necesita comenzar a extraer calostro en las primeras horas posteriores al nacimiento. Puede que se sienta cómoda con la extracción manual o que prefiera utilizar un extractor de leche. Es necesario decir que el calostro se produce en pequeñas cantidades pero que se debe guardar hasta la menor cantidad y dársela al bebé con una cucharita, un cuentagotas o una jeringa sin aguja. Mientras el bebé no agarre el pecho se debería motivar a la madre a extraer la leche con regularidad para así evitar la congestión. Si la leche baja será más difícil que el bebé agarre bien el pecho. Es igualmente importante alimentar al bebé. Si no come en mucho tiempo, puede deshidratarse y debilitarse tanto que no será capaz de mamar. Deben evitarse las tetinas antes de que el bebé haya aprendido a agarrar el pecho para que no se acostumbre a utilizar patrones de succión equivocados.

Para más información sobre otras formas de lograr que un bebé agarre el pecho con eficacia, vea la tercera edición revisada de “The Breastfeeding Answerbook”, publicado por LLLI en 2002.

Teresa Pitman es líder de La Liga de la Leche desde hace más de 20 años. Autora y co-autora de nueve libros sobre maternidad, incluyendo la Guía de la Lactancia de Jack Newman (conocida en EE.UU. como “Lactancia: libro fundamental de respuestas”), es madre de cuatro hijos, a los que dio el pecho, y vive en Guelph, Ontario, Canadá. Patty Spanjer es editora colaboradora de artículos de fondo en Leaven. Envíe sus ideas a Patty a spanjer@alltel.net (email) o a EditorLV@llli.org (email).