Información perteneciente a la revista NUEVO COMIENZO, Vol. 16 Numero 3 Año 2004

En el útero, el feto bebe líquido amniótico permanentemente. Ese líquido tiene el olor y el gusto de lo que la madre come. Ya en el útero, el bebé percibe los olores y desarrolla el gusto. Sus riñones ya funcionan y orina en el líquido amniótico, líquido compuesto de agua y deshechos cutáneos provenientes de la descamación de la piel y digeridos del intestino. Desde los cuatro meses de gestación, el intestino se llena de una sustancia negra verdusca, producto del metabolismo en el hígado de residuos no asimilables: el meconio . No hay emisión de deposiciones durante la vida uterina, salvo en caso de sufrimiento fetal. Ese meconio negro, viscoso e inodoro es normalmente emitido en las primeras 24 horas, a veces minutos, que siguen al nacimiento.

Por su composición, el calostro es laxante, de manera que lactadas frecuentes ayudan a su expulsión. Esa expulsión rápida permitirá minimizar la importancia de la ictericia llamada fisiológica. En efecto, el meconio contiene bilirrubina, producto que proviene de la degradación de los glóbulos rojos y que da esa coloración amarillenta a la piel del recién nacido ictérico. Entre más rápido sea eliminado el meconio, será menor la posibilidad de que el intestino lo descomponga con una enzima para que el organismo lo reabsorba, de manera que el bebé tendrá menos opción de tener ictericia.

La transición entre el meconio y las deposiciones normales se hace en tres a cinco días y está relacionada con el número de lactadas eficientes que realice el bebé. Un retardo en esta evolución requiere de una evaluación precisa del desarrollo de la lactancia para asegurar que el bebé toma suficiente leche materna y que la lactancia está bien estimulada.

Una vez que la leche llega en abundancia (bajada o subida de la leche), lo cual sucede entre el tercer y séptimo día de vida del bebé, el recién nacido debería eliminar al menos dos o tres deposiciones en 24 horas. Estas deposiciones son amarillas, del color del huevo crudo batido o mostaza, excepcionalmente tirando al verde; son abundantes, blandas y hasta líquidas. No es diarrea. Y no bastan manchas sobre el pañal. A menudo el bebé expulsará deposiciones en cada comida a causa del reflejo gastro-cólico: cuando el estómago se llena y la digestión comienza, el intestino se contrae y se desocupa.

Es fácil en el día a día, vigilar que las “salidas” o deposiciones del bebé correspondan a “entradas”, es decir, a la cantidad de leche que bebe. Si toma mucha leche materna, naturalmente habrá muchas salidas (orina y deposiciones) y la curva de peso será ascendente. Esta vigilancia permite reaccionar rápidamente: si se constatan menos de cinco o seis pañales mojados con orina y menos de tres con deposiciones sólidas en 24 horas, podemos decir que el bebé no está recibiendo suficiente leche y una persona competente debe revisar la rutina de lactancia antes de que se dé el estancamiento o caída en la curva de crecimiento que confirmarían esa situación de riesgo.

En las primeras cuatro a seis semanas de vida del bebé sus deposiciones son frecuentes, muchas al día. Después de ese tiempo, de manera repentina, algunos bebés pueden presentar lo que se conoce como deposiciones escasas del bebé amamantado. Tienen su deposición cada tres, cuatro, ocho días y hasta más. Parece no haber explicación médica de esta circunstancia en el bebé exclusivamente amamantado.

Es así como este bebé amamantado exclusivamente, con más de un mes de nacido, se nota bien y tolera sin problema la ausencia de deposiciones. No tiene el vientre distendido, no vomita, y tiene gases, lo que demuestra que no tiene oclusión intestinal. Orina bien, como es frecuente en él, ya que tiene la costumbre de tomar la leche de su madre con frecuencia, continúa engordando y no se queja. Simplemente los días pasan y él no hace deposiciones. En general la inquietud de sus padres aumenta hasta el día en que se le “mueve el estómago” y en ese momento hay que alistar un baño total y un paquete de pañales porque estará untado de la cabeza a los pies. Es la abundancia de la deposición, que debe ser blanda, lo que confirma que la situación está bajo control. Y el hecho de que esa deposición sea voluminosa contradice la hipótesis que dice que el bebé absorbe todo lo que le da esa leche materna tan fácil de digerir.

Esa situación se puede repetir muchas veces y luego las deposiciones volverán a ser frecuentes, sin que sepamos por qué.

La mayoría de las veces no sirve para nada que las madres beban enormes cantidades de agua o de jugo de manzana o ciruela porque el bebé no está estreñido ni constipado; recuerde que sus deposiciones no son duras, ni deshidratadas. Están allí, líquidas, pero no salen. Inútil darle jugo de naranja, de ciruela o pitahaya o algún otro medicamento, porque el bebé no está constipado ni estreñido; simplemente tiene deposiciones escasas del bebé amamantado. Inútil perturbar su flora intestinal con un producto diferente a la leche materna! Más adelante el bebé no tendrá problemas intestinales ni de estreñimiento, el cual se define por deposiciones duras, en bolas, difíciles de eliminar y que pueden ser el origen de fisuras anales y sangrado local. En cambio, otros bebés alimentados con leche artificial en polvo fabricada a partir de la leche de vaca o de soya, pueden estar realmente constipados; ellos tienen deposiciones muy duras y les cuesta trabajo expulsarlas y requieren de una dieta particular provista por un especialista.

Sucede que algunos bebés con deposiciones escasas del bebé amamantado den al cabo de una semana la impresión de estar molestos. Es entonces indicado hacerles un pequeño masaje abdominal o hacer cosquilleo el ano con un copo de algodón humedecido en agua fría, por ejemplo. El termómetro puede causar heridas. Exámenes, lavados y hospitalización son estrictamente inútiles ya que la situación es pasajera según nos lo confirman las personas que acompañan a las madres que amamantan.

¿Será que los bebé quieren poner a prueba a las personas a las que usted habla de esas deposiciones escasas para ver si saben de lactancia o si tienen la costumbre de observar a los bebés amamantados?

Marie Courdent, Francia

* Marie Courdent es Líder de la Liga en Francia, pediatra y Consultora de Lactancia; hace parte del Departamento de Formación en Lactancia de la Liga de La Leche de Francia. El artículo fue traducido por María Cristina Sáenz de Allaiter Aujourd’hui de marzo de 2004, publicación de LLL de Francia.