La historia de mi maternidad. ¡Mi hija me cambió mi visión de vida completamente!

Por Teresa Guerra Martínez

Ganadora del segundo lugar de la convocatoria del 10 de mayo 2020: “Historia de mi maternidad”

 

Sin duda alguna, la llegada de cada hij@ da un vuelco a la vida y al corazón… Hago mención de mi visión pues había planeado seguir trabajando, hasta conseguí un acuerdo para cuando regresara de la cuarentena poder estar medio tiempo en “home office”, entonces la preinscribí en guardería, y al final no la llevé ni un día, ya que las cosas se acomodaron para bendición de mi familia. Desde hace poco más de un año es que puedo estar el 100% de mi tiempo para ella. El 18 de abril, mi hija Mariana cumplió 20 meses y aunque todavía hay momentos en que extraño mis salidas al trabajo y tantos eventos sociales, cada vez estoy más convencida de que he tomado la mejor decisión porque ella es realmente lo más importante en mi vida. Es por lo que considero mi mejor opción: elegir cada día el dedicarme a estar con ella, y ocuparme de su bienestar; y al mismo tiempo disfrutar juntas su desarrollo porque es impresionante cómo cambian tan rápido. Me encanta que es muy alegre y risueña y estoy admirada con su gran capacidad de aprendizaje, con verla crecer y disfrutar los momentos más simples de la vida. ¡Ella es lo más encantador de todo mi mundo! Es quien da el mayor sentido a mis días, llenándolos de luz y color, con su sonrisa y mirada tan expresiva, sus abrazos, su voz, su Ser; tan hermosa en toda la extensión de la palabra y en todos los sentidos.

Después de experimentar y compartir el gran amor que me inspira, definitivamente no creo que haya otra persona en el planeta tierra que la pueda cuidar con más amor que su propia madre. Entonces aquí permanecemos, con la Bendición de Dios, juntas al
100%. También pienso que todo lo demás puede esperar; y que no hay nada más que pueda requerir tanto de mí, como ella; sobre todo en esta etapa inicial de su vida. Lo había escuchado, pero hasta ahora es que estoy teniendo la bendición de vivirlo y puedo estar segura de que ser mamá es el amor más grande, puro e incondicional, que he podido experimentar en mi vida.

Aunque hay momentos en los que siento urgencia de un tiempo para mí sola, el amor por ella nunca disminuye.

Algo que reconozco de gran aporte a nuestra relación madre-hija y que nos unió aún más, es la lactanciaa. A pesar de las dificultades de los primeros meses con el dolor y cansancio, gracias a Dios somos muy bendecidas de poder continuar con leche
materna, brindándonos un lazo único y a la vez de gran contribución en salud para ambas.

Aún y que, con esto, muchas veces siento que vamos nadando contra la corriente, puespercibo que la cultura y sociedad en la que vivimos no apoya ni ve bien la lactancia extendida. Por esto mismo, entre otras cosas, como el poder atender en
cualquier momento sus necesidades, reduje mucho mis salidas desde que nació mi bebé y me convertí en mamá de tiempo completo.

Entonces encontré los grupos de La Liga de La Leche, donde recibimos apoyo incondicional, comprensión y respeto al 100%. Además, la tranquilidad de saber que vamos bien, aunque estemos por un camino tan distinto de la mayoría. Y algo tan
valioso también es el poder compartir en la misma sintonía de amor consciente con nuest@s hij@s; reconociendo junt@s el valor de lo natural, así como del proceso único de cada persona.

Ahora, estamos a meses de cumplir 2 años, entonces se avecina el tema de elegir escuela. Hasta hace poco habíamos escogido un colegio cerca de la casa, y como de costumbre me había visualizado, esta vez: yendo a las juntas, festivales, y distintas
dinámicas que organizan los colegios, para disfrutar el ver a mi hija luciéndose; pero para mi sorpresa, y de igual forma como me sucedió con el cambio de planes sobre mi trabajo y su guardería; ahora vamos teniendo en cuenta acontecimientos por los que
estamos considerando como mejor opción desescolarizar, y entre más investigo… más me convenzo.

En un inicio lo pensamos para poder continuar viajando en familia con los proyectos de trabajo de mi esposo; y ahora, se ve como algo tan natural con la pandemia; además, que ha habido casos de violencia y alto riesgo en las escuelas.

Considerando todo lo que ocurre en el entorno; creo que, si bien no podemos dejar de formar parte del sistema con todo lo que implica por el hecho de ser habitantes de este espacio, pero si podemos minimizar todos estos efectos de contaminación psicológica y emocional; creando con amor y conciencia natural nuestra cultura familiar, en un entorno saludable y de bienestar en todos los aspectos: físico, espiritual, psicológico, emocional; viviendo con amor y respeto en nuestro hogar; practicando, permitir y apoyar que cada uno avance a su ritmo, forma y tiempo. Necesitamos procurar también una comunicación abierta, con confianza e igualdad, para crear juntos los acuerdos que resuenen a beneficio de todos los integrantes de la familia; reconociendo las emociones; manteniendo viva la creatividad y conexión con uno mismo y la sabiduría natural e intuitiva con la que nacemos; respetar y acompañar la etapa que se esté viviendo. Entonces, sumando todas estas intenciones, más lo que se nos vaya añadiendo en el camino y con la práctica, crearNos la experiencia de vivenciarlo auténticamente, para generar e inspirar más entornos de paz y plenitud: compartiendo las habilidades y dones personales y lograr disfrutar del danzar junt@s en la vida; desde la libertad, con conciencia y amor incluyente.

Y es así, como he encontrado la inspiración con mi hija; que me ha llevado sutilmente hasta encontrar el propósito de mi vida; enfocada en alcanzar lo mejor, para que siempre brille su luz interior, en ella, nuestra familia y entorno.

Teresa…

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