Nuevo Comienzo , enero-marzo 1998, p. 10.

Causas principales

  • Grietas o fisuras en el pezón causadas por una inadecuada colocación al seno o una incorrecta succión del bebé.
  • Pasar largos períodos sin amamantar, saltarse una toma o acortar la sesión de lactancia.
  • Cansancio, estrés, contrariedades, mala alimentación.
  • Compresión del seno debido al uso de un brasier o sujetador muy apretado o pezoneras, dormir boca abajo…
  • Producción de leche muy abundante que no se ha adaptado todavía a las necesidades del bebé.

Prevención

  • Colocar bien el bebé al seno. El bebé debe tomar el pezón y toda la areola que le sea posible. Por lo tanto, debe estar bien colocado frente a su madre, sin tener que voltear la cabeza para prenderse al pecho, y debe abrir bien la boca. Si amamantar es francamente doloroso, debe revisarse cuidadosamente la forma en que el bebé se prende al pecho.
  • El seno debe «drenarse» regularmente. Tomas frecuentes y regulares ayudan a mantener una secreción de leche suficiente y evitan la congestión. No amamantar durante largos períodos y/o irregularmente favorece la aparición de numerosos problemas de lactancia.

Cómo reconocer una mastitis

  • La madre debe examinarse frecuentemente los senos.
  • La aparición de una zona dura y sensible es señal de que una parte de la glándula mamaria está drenándose mal. Ayudar a drenar bien el pecho puede evitar que un bloqueo transitorio o un conducto taponado se transforme en mastitis.
  • Generalmente la mastitis se caracteriza por la aparición en el seno de una zona roja, caliente y dolorosa. Se pueden presentar también síntomas de gripe. Con la aparición de señales locales debe seguirse el tratamiento inmediatamente. Cuando hay mastitis, la madre puede presentar fiebre.

Tratamiento

  • Drenar muy bien el seno.
    La succión del bebé es el remedio más eficaz que existe.
  • Poner al bebé en el seno con la mayor frecuencia posible, preferiblemente cada dos horas, y durante todo el tiempo que se pueda, por lo menos a lo largo de las primeras 24 horas tras aparecer las señales locales. Variar las posturas. Si el bebé rehúsa cooperar, extraerse la leche regularmente. Iniciar la toma con el seno que presente problemas. Cuando se resuelva el problema, la madre podrá, de ser necesario, disminuir progresivamente el número de tomas para reajustar la secreción láctea a las necesidades del bebé.
    No olvidar que éste es un mal momento para destetar.
  • Aplicarse paños calientes o fríos, según el alivio que sienta la madre (algunas madres se sienten más aliviadas con aplicaciones de paños fríos).
  • Masajear suavemente el seno. Si resulta doloroso, puede ser útil emplear aceite para masajes.
  • Descansar todo lo que se pueda. Lo ideal sería permanecer en cama durante 24 horas. No dudar en pedir ayuda. La madre también deberá tomar suficientes líquidos y alimentarse nutritivamente.
  • A menudo lo anterior es suficiente para solucionar el problema con rapidez.

Si no hay mejoría a las 24-48 horas, quizá sea necesario un tratamiento médico. El médico puede prescribir a la madre un analgésico (el acetaminofén es preferible a la aspirina). Si prescribe antibiótico, es mejor que sea de amplio espectro, compatible con la lactancia. El tratamiento se debe seguir durante el tiempo prescrito por el médico. Suspenderlo antes puede favorecer una recaída.

Traducido y adaptado por Clara Inés Acosta de «Les Dossiers de l’Allaitement» Nº 30 de enero-marzo 1997.