Información perteneciente a la revista NUEVO COMIENZO, Vol. 15 Numero 3 Año 2003

Situación:

Regreso al trabajo y mi bebé de dos meses rechaza el biberón con mi leche o con leche de tarro. Hemos tratado de todo: que mi esposo le dé el biberón mientras yo estoy en otra habitación o dárselo yo en posición de lactancia. Nada funciona, Solo llora y rechaza el biberón. Mi esposo y mi madre van a cuidar al bebé mientras estoy en el trabajo. Mi patrón me apoya y me permite extraerme la leche, pero ¿qué saco si el bebé no quiere tomarse la leche que extraigo? ¿Cómo manejan otras madres esta situación?

Manya Paul – Scottsdale, Estados Unidos

Respuestas:

Sé cómo se siente usted! Tuvimos el mismo problema con nuestra hija. Una semana antes de regresar al trabajo ella todavía rechazaba el biberón. Me estaba enloqueciendo. Sé que usted ya intentó todo, pero quiero compartirle lo que me funcionó a mí:

1.- Salga de la casa. No solo del cuarto. Deje que su esposo o su madre intenten dar el biberón cuando usted no esté. Dé una caminada o vaya de compras. Estoy convencida de que el bebé sabe cuándo uno está cerca.

2.- Intente diferentes chupos. Ensayamos seis antes de que uno nos funcionara. Fue una tetina de caucho, de ortodoncia, la que finamente aceptó.

3.- Intente deslizar el chupo en su boca cuando todavía esté medio dormida. Es posible que intente succionar automáticamente antes de darse cuenta que no es usted. Nuestra hija lo hizo.

4.- No se dé por vencida. Intente todos los días.

5.- Si todavía rechaza el biberón, intente que su madre o su esposo lleven la niña al sitio donde usted trabaja, para amamantarla durante el descanso de medio día.

Janet Cushing – Jacksonville, Florida, Estados Unidos

Esta situación es parecida a la que mi esposo y yo tuvimos que enfrentar cuando regresé al trabajo. Jessica tenía cuatro meses en ese momento y rechazaba el biberón. Intentamos cuando yo salía de la casa durante la hora de la comida, con mi esposo caminando mientras le daba el biberón, toda clase de chupos o tetinas, intenté darle el biberón yo… Nada funcionó.

Mi esposo terminó poniéndola en un cargador mientras le introducía un dedo en su boquita y con la otra mano le dejaba caer leche con un gotero. Como se podrán imaginar, era divertido verlo contorsionarse con sus brazos retorcidos en posiciones curiosas.

Afortunadamente, mi suegra que había sido Líder de la Liga durante 30 años y consultora de lactancia, nos contó que existe un “alimentador” con forma de dedo. Es una botella suave que se pone en la mano. En su base tiene un tubo que se sujeta al dedo de manera que el bebé succiona el dedo y el tubo a la vez. Se puede dejar que el bebé succione con suavidad la leche o levantar un poco la botella para que reciba más cantidad de leche. Eso hizo el trabajo de mi esposo más fácil. Así pude ir al trabajo sin preocuparme si Jessica estaba tomando suficiente leche y ella tenía la recompensa de succionar de algo que tenía piel en lugar de hacerlo de un plástico. Fue nuestro salvavidas.

Betsy Hoffmeister – Seatle, Estados Unidos

Le sugiero intentar con una amplia variedad de chupos hasta que encuentre uno que le guste. También funciona si alguien más le ofrece el biberón a la niña y usted lo soporta mejor si se sale de la casa. Mi esposo se sentía mejor si cargaba al bebé en posición de lactancia a la vez que caminaba por la casa.

Tengo que confesarlo, al comienzo me sentí un poco celosa, pero fue positivo a largo plazo. Vivo en el mejor de los mundos, puedo ser madre 24 horas al día al compartir la cama con mi bebé y poder amamantarlo. A la vez manejo mi negocio y tengo ayuda de la mejor niñera en el mundo. Mi esposo apoya totalmente mi decisión de dejar que Isaac muestre el ritmo para el destete y pasarse a su propia cama y se ha convertido en el mayor defensor de la lactancia que conozco.

Tracey Waller – Bellbrook, Ohio, Estados Unidos

Mi consejo es que se relaje! Seis horas pueden parecer mucho, pero si su bebé es tan porfiado como el mío, es posible que espere a que usted regrese a casa. Puede usted verla en el descanso? Yo tuve suerte porque mi esposo podía traerla a la oficina a la hora del almuerzo. Fue muy creativo y lograba tenerla feliz sin alimentarla.

Creo que hasta se sintió aliviado cuando no tuvo la presión de la comida. Solamente se ponía a jugar con ella. Ella pasaba cinco horas al día sin amamantar y reponía el tiempo en las tarde y en la noche pues compartíamos la cama.

Ganó el peso que se esperaba y es saludable. No se deje seducir para darle sólidos antes de tiempo, para remplazar su leche. Nosotros lo intentamos a los cinco meses, pero nuestra hija no los recibió sino hasta que estuvo lista como a los siete meses.

Fueron meses estresantes en ese momento, pero mirando atrás no fue tan malo todo el desgaste que me generó.

Maggie Stenz – Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos

Cuando mi bebé tenía nueve o diez semanas, le encantaba el biberón, de manera que no tuve problemas para regresar al trabajo de medio tiempo dejándolo con su niñera o su papá. Sin embargo, hacia los cuatro meses se empezó a poner intranquilo y rechazó el biberón. Lloraba, gritaba y lo empujaba lejos.

Ensayamos de todo sin éxito, incluyendo un biberón que decían se parecía al seno. La niñera lograba que tomara un poco de leche (media onza o menos), usando un gotero. Mi esposo trataba de ayudar paseándolo en el coche para que durmiera. Ocasionalmente yo podía ir a casa al almuerzo y lo amamantaba.

Así sucedió durante uno o dos meses. Por entonces supe que muchos bebés no recibían el biberón. Eventualmente aprendió a tomar de una taza que no gotea. Fue un período muy estresante para todos nosotros. Me sentía extremadamente culpable por estar trabajando. Las personas que lo cuidaban tenían muchas dificultades con un bebé que lloraba tanto. Pero lo que nos permitió seguir era la certeza de que esta etapa era pasajera.

Todo el tiempo extraje mi leche y la guardé en el congelador. Le aseguro que necesitará toda esa leche que usted está guardando. Tan pronto como empiece a tomar biberón de nuevo gastará esa reserva. Buena suerte.

Dawn Bucholtz – Terre Haute, Estados Unidos

Enfrenté la misma situación cuando tuve que regresar la trabajo y mi bebé Krista rechazó el biberón del todo. Tuve que regresar al trabajo cuando Krista tenía doce semanas de manera que un par de semanas antes empecé a darle biberones de “práctica” con leche que me extraía. No me recibió uno solo, tampoco a mi esposo estando yo fuera de casa ni a su abuela. Parecía ofendida con la sola noción de un chupo artificial.

En una visita de rutina donde el pediatra, le comenté la situación. Su respuesta me sorprendió: “No se preocupe con más biberones de práctica. Ningún bebé se deja morir de hambre, una vez que se de cuenta que no hay más opciones, tomará el biberón en la guardería”. Me preocupé pero confié en que Krista supiera pronto lo que tenía que hacer. Pronto estaba tomando cerca de seis onzas al día. Yo trabajaba solo seis horas y podía amamantarla al dejarla y apenas la recogía en la guardería.

Krista nunca aceptó tomar más de ocho onzas al día. Pero lactaba más frecuentemente de noche de lo que lo había hecho antes. Creo que ambas hacíamos nuestra tarea: ella estaba dispuesta a tomar algo de mi leche en biberón y yo a dormir con ella y amamantarla en la noche. Estoy orgullosa de haberlo hecho porque a los 18 meses, Krista todavía amamanta felizmente.

Laurie Nickell – Madeson, Estados Unidos

Su situación me parece a la mía. Regresé a trabajar tres días a la semana y mi esposo y mi suegra se turnaban el cuidado de mi hijo que tenía doce semanas. No le gustaba el biberón, aún después de varios intentos con varios chupos o tetinas diferentes. Acabamos usando una taza con un pico de caucho diseñado para bebés de más de tres meses. La taza podía ajustarse para evitar el goteo o para dejar el flujo libre. Mi hijo parecía aceptar mucho mejor la taza, particularmente si tenía el flujo libre. Esto le permitía tomar un poco de la leche que yo me extraía aunque una buena cantidad terminaba en su camiseta.

Mi jefe me apoyaba y me permitía extraerme la leche, de manera que yo tenía un abundante provisión en el congelador. Estoy agradecida de haber podido extraer mi leche para mantener la producción y evitar, además, taponamiento de conductos y otros problemas.

Lo que más nos ayudó fue que mi esposo y mi suegra me llevaban al bebé a la oficina a la hora del almuerzo para amamantarlo. Mi hijo tiene ahora 16 meses y ahora trabajo un día a la semana. Estoy feliz de decir que todavía me visita a la hora del almuerzo de manera que puede amamantar y yo tengo tiempo de ser mamá un ratito. Poder ver a mi esposo y a mi hijo al mediodía es un aliciente en mi trabajo.

Andy Fullerton -Fayetville, Estados Unidos

Nuestra segunda hija no quería tomar biberón con leche materna después de que mi esposa regresó al trabajo. Yo soy un padre que permanece en casa. Gritaba y rechazaba cualquier intento de alimentarla con biberón. Gastamos una pequeña fortuna ensayando toda clase de biberones conocidos por el hombre! Inclusive intenté usar una camiseta de mi esposa, para oler a ella. También compramos un par de tazas con pico de caucho. Tampoco le gustaron pero logré que la niña tomara así algo de leche, aún a su disgusto. Fue una situación muy estresante para todos.

En medio de todo este caos busqué el consejo de la consultora de lactancia. Me dijo que mi hija no se iba a morir de hambre y que algunas veces simplemente los bebés no quieren el biberón Pero era difícil para mí aceptar el hecho de que la bebé no tomara ningún alimento durante el día laboral de ocho horas. Me sentía horrible con esa situación. Era muy estresante para todos de manera que seguí el consejo de la consultora de lactancia y dejé de forzarla. Si mi hija no comía, yo no insistía. Intenté alimentarla a intervalos regulares pero ella nunca tomó biberón. Solo quería a su madre.

El pediatra alguna vez me preguntó, “¿Cuántas veces amamanta?” Yo le contesté, “Una. Desde que su madre llega a casa hasta que se vuelve a ir”.

Traducido de New Beginnings de diciembre de 2002. Publicación de La Leche League International, Illinois, Estados Unidos.