Nota Editorial: Ofrecemos artículos de nuestras publicaciones de años anteriores como referencia para nuestras Líderes y miembros. Los lectores deben tener en cuenta que la investigación y la información médica cambian con el tiempo.

Kathy Koch, Med, IBCLC
Great Mills MD USA

Traducción cortesía de Cathy Urroz
Revisado por Mónica Tesone y Waleska Porras

Tomado de LEAVEN, vol. 38, número 6, dic. 2002/enero 2003

Al aumentar la conciencia sobre el cáncer de mama, se les recuerda con más frecuencia a las mujeres que se informen sobre la salud de sus pechos. Desafortunadamente, muchas mujeres creen que los lineamientos sobre la salud de los pechos, y las técnicas de detección y diagnóstico no se aplican a ellas si están lactando. En casi todas las situaciones, una mujer lactante puede hacerse mamografías, biopsias y cirugía del pecho mientras continúa amamantando a su bebé.

Diagnóstico

El descubrimiento de un abultamiento en el pecho usualmente se da como resultado de que la madre, su esposo o médico lo sintieron. Con frecuencia, el médico tendrá idea sobre la naturaleza del abultamiento por cómo lo siente. Los abultamientos benignos usualmente se sienten redondos, lisos y se mueven dentro del tejido del pecho. Los abultamientos cancerosos pueden ser de forma irregular, se sienten cartilaginosos y es más probable que se encuentren fijos dentro del tejido del pecho (Love 2000; Margolese et al 1998).

Usualmente, el siguiente paso es tomar una mamografía para ayudar a determinar de qué tipo es el abultamiento. Muchos doctores (y mujeres) creen que se debe destetar al bebé antes de practicarse la mamografía. La lactancia puede dificultar la lectura y puede ser que no sea apropiado tomar mamografías para propósitos rutinarios de detección. Un radiólogo con experiencia podrá leer una mamografía diagnóstica de un pecho lactante. Esto es especialmente cierto si la madre tiene mamografías previas para su comparación, aunque esto es poco probable para la mayoría de mujeres en edad reproductiva.

La madre puede sentirse más cómoda si amamanta a su bebé inmediatamente antes de hacerse el examen. El ultrasonido podría ser usado para determinar la naturaleza de un abultamiento del pecho, pero puede no ser preciso para diagnosticar áreas del pecho que se ven sospechosas en la mamografía pero que no contienen un abultamiento palpable. (Margolese et al 1998; Robidoux et al 1998).

A veces una mamografía podría no ser diagnósticamente concluyente. En estos casos, una aspiración de aguja fina puede ayudar a distinguir entre un quiste con líquido y una masa sólida. La aspiración del quiste ocasionará que se colapse y así se asegura que el abultamiento es benigno. Las mujeres lactantes pueden tener quistes de leche llamados galactocele. Estos son innocuos y pueden aspirarse o dejarse. Si el abultamiento es sólido, las células obtenidas en una biopsia de aguja pueden ser enviadas para su evaluación patológica. (Love 2002; Margolese et al 1998).

Si el abultamiento es sólido necesita evaluación adicional. El médico podría usar una aguja de mayor diámetro para remover parte del abultamiento para su análisis. Esta técnica también se usa cuando el área en cuestión no es un abultamiento palpable sino un área generalizada de preocupación vista en la mamografía, como calcificaciones. Mientras que las calcificaciones son benignas, algunos cánceres de pecho se ven como calcificaciones en la mamografía así que es importante investigar más. El médico usará una aguja de mayor diámetro para obtener muestras de tejido de varias áreas de la zona sospechosa. Si el reporte de patología muestra cambios benignos en las muestras de varias áreas del abultamiento, el médico podrá estar razonablemente seguro de que el diagnóstico de benignidad es preciso. Si no se ven cambios en el tejido, es probable que el médico no haya obtenido suficiente muestra y es apropiado continuar con más exámenes (Robidoux et al 1998).

En algunos casos es apropiado hacer una biopsia abierta o cirugía del abultamiento o área cuestionable. (Margolese et al 1998; Robidoux et al 1998). La lactancia podría complicar un poco la cirugía ya que la leche podría derramarse si se cortan algunos conductos, pero no es contraindicación para la misma. Algunos cirujanos no se sienten cómodos operando un pecho lactante. Tal vez insistan en que la madre destete al bebé antes de la cirugía para que no haya leche presente en los conductos. Esto no es práctico ya que puede tomar desde varias semanas a meses para que la leche desaparezca por completo y si la masa es sospechosa la madre no querrá esperar. Tanto la madre como el cirujano deberán estar preparados para la presencia de leche tanto durante la cirugía como en el periodo postoperatorio. Mientras que esto puede ser molesto y además dilatar la curación de la herida, no representa peligro alguno para la recuperación. Algunos podrían insertar un drenaje para recolectar leche adicional. Otros cerrarán la incisión y dejarán que sane como lo harían con cualquier otra incisión (Love 2000).

Después de la cirugía, la madre puede amamantar a su bebé en cuanto se sienta cómoda. Si la incisión está cerca de la boca del bebé, tal vez prefiera extraer su leche durante un día o más. Si escoge amamantar de ese lado, tal vez se sienta más cómoda si aplica una ligera presión sobre la herida con su mano para apoyarla mientras el bebé amamanta. Puede ser que vea sangre o leche sanguinolenta que sale del pezón. Esto es normal y se resolverá cuando el pecho sane. La sangre no le hace daño al bebé pero ella tal vez prefiera no amamantar de ese lado. Si es así, puedes alentarla extraer su leche para mantener su producción y aliviar la congestión (Love 2000).

En la mayoría de los casos (80 %)) el reporte de patología confirmará que la masa es benigna, usualmente un quiste, fibroadenoma (tumor fibroso benigno), adherencia (o cicatriz) o absceso (Love 2000).

Si el bulto es canceroso y la elección de tratamiento es la quimioterapia, la madre deberá destetar a su bebé durante el tratamiento(Hale 2000).

Si se opta por radiaciones, podría continuar amamantando del lado no afectado. Si se remueve el cáncer con cirugía, puede continuar el amamantamiento sin interrupción. La mastectomía obviamente impide amamantar del lado extirpado, pero la madre puede amamantar a su bebé del otro pecho.

Factores de Riesgo

Como ha sido expresado por la Dra. Susan Love, hay dos tipos de factores de riesgo para cáncer de pecho: genético y externo. Los factores genéticos que impactan el riesgo de cáncer de pecho incluyen:

1) Edad: el factor de riesgo para cáncer de pecho aumenta con la edad de la mujer. Las mujeres caucásicas y afro-americanas tendrían un riesgo de 1:12-14 para cáncer de pecho a la edad de 75 años.
2) Historia menstrual: la menstruación temprana contribuye a un riesgo aumentado para cáncer de pecho. Un estudio indicó que el número de ciclos ovulatorios estaba directamente relacionado con el riesgo de cáncer de pecho.
3) Edad en la menopausia: una menopausia más temprana reduce el número de ciclos ovulatorios y por lo tanto disminuye el riesgo.
4) Historia familiar: las mujeres con parientes de primer y segundo grado (madres y hermanas, tías y abuelas) que tuvieron cáncer de pecho tienen un riesgo aumentado. Sin embargo, la mayoría de las mujeres con historia familiar positiva no desarrollan cáncer de pecho.
5) Genes BRCA: poseer los genes de cáncer de pecho (BRCA1 y BRCA2) aumenta las posibilidades de la mujer de padecer cáncer de pecho pero no es garantía de que desarrollará la enfermedad. Una mujer puede desarrollar cáncer de pecho no relacionado con el gen (Love 2000).

También hay factores de riesgo externos para cáncer de pecho.

1) Edad del primer embarazo: la mujer que tiene su primer embarazo antes de los 20 años reduce dramáticamente su riesgo de cáncer de pecho. De manera similar, una mujer que es mayor cuando tiene su primer embarazo aumentará su riesgo de cáncer de pecho.
2) Historia de lactancia: Amamantar reduce el riesgo de cáncer de pecho. Esto es en parte por la amenorrea por lactancia.
3) Dieta: Una dieta baja en grasa y alta en fibra puede ser benéfica para reducir el riesgo de cáncer de pecho. Consumir alimentos ricos en vitaminas A, C y E puede proteger contra cáncer de pecho.
4) Consumo de alcohol: el consumo de alcohol puede aumentar el riesgo de cáncer de pecho. Aun un consumo moderado de alcohol (tres a nueve bebidas por semana) puede aumentar en un tercio el riesgo.

Prevención

Hay muchas cosas que podemos hacer para disminuir el riesgo personal de desarrollar cáncer de pecho en nuestra vida (Love 2000).

1) Dieta: Una dieta alta en fibra, vitaminas, frutas y vegetales y baja en grasa, así como un consumo mínimo de alcohol, puede mejorar la salud en general y posiblemente reducir el riesgo de cáncer de pecho.
2) Auto examen del pecho: Una revisión de trials en el 2001 que evaluó los efectos de auto exámenes de pecho para resultados de cáncer de pecho indicó que el auto examen del pecho rutinario no mejora los índices de mortalidad y puede aumentar biopsias innecesarias y temor entre las mujeres (Baxter 2001). Love (2000) está de acuerdo en que el auto examen del pecho tiene valor limitado para salvar vidas. Como el auto examen sí ayuda a encontrar tumores en etapas un poco más tempranas que por otros medios, las cirugías podrían tener mejor resultado cosmético (debido a un tumor más pequeño).
3) Ejercicio: Nuestra comprensión del papel del ejercicio y su relación con la prevención del cáncer de pecho es preliminar. Aparentemente tiene un efecto benéfico en la reducción del riesgo de cáncer de pecho (Love 2000), así como de contribuir a la salud en general.
4) Medicamentos: Las hormonas como el tamoxifen se usan en mujeres que han tenido cáncer de pecho para prevenir que reaparezca. Aun no queda claro si el tamoxifen está previniendo que se desarrolle cáncer o está tratando cánceres muy pequeños, aun no detectados, cánceres que ya están presentes en el pecho (Love 2000). En cualquier caso, el tamoxifen no se considera un medicamento apropiado para mujeres lactantes ya que puede acumularse en el cuerpo del bebé después de su uso prolongado y puede reducir los niveles de prolactina e inhibir la lactancia (Hale 2000).
5) Historia de lactancia: La lactancia materna reduce el riesgo de la mujer de padecer cáncer de pecho. De acuerdo a un reporte reciente (Lancet 2002), el riesgo de una mujer de padecer cáncer de pecho disminuye un 4.3% por cada año que amamanta. Esto en parte se debe a la amenorrea por lactancia.

Muchas mujeres temen desarrollar cáncer de pecho, pero teniendo una mejor comprensión de las técnicas de diagnóstico, así como de factores de riesgo y prevención, ojalá se pueda reemplazar el miedo con empoderamiento y una actitud proactiva para preservar la salud de los pechos.

References

Baxter, N. Preventative health care, 2001 update: Should women be routinely taught breast self-examination to screen for breast cancer? Can Med Assoc J 2001; 164(13):1836-1846.

Hale, T. Medications and Mothers’ Milk. Amarillo, TX: Pharmasoft Publishing, 2000.

Love, S. M. Dr. Susan Love’s Breast Book, 3rd edition. Cambridge, MA: Perseus Publishing, 2000.

Margolese, R.G. et al. The palpable breast lump: information and recommendations to assist decision-making when a breast lump is detected. Can Med Assoc J 1998; 158(3):S3-S8.

Robidoux, A. et al. Investigation of lesions detected by mammography. Can Med Assoc J 1998; 158(3):S9-S14.

Kathy Koch, Med, IBCLC se acreditó como Líder de LLL en 1992. Actualmente trabaja como Enlace Profesional de Área (APL) para LLL de MD/DE/DC (Maryland / Delaware / Distrito of Columbia), E.U. Kathy vive en Maryland, E.U. con sus hijos, Andrew (12), Abby (10) y Molly (7) y su esposo Paul. Ella tiene especial interés en la promoción de la educación para la salud de los pechos, ya que su madre y abuela padecieron cáncer de pecho.

Envía ideas y artículos para “Manteniéndose al Corriente” a Editora de Contribuciones: Norma Ritter a norma@stny.rr.com (correo electrónico) o a: 58 Antler Road, Big Flats, N.Y, USA